viernes, 28 de agosto de 2009

Ícaro

Tú mis alas has cortado
privándome del olvido
al mantener encendido
sentimiento tan tirano
que no consigo nombrarlo
en este verso rendido.

En el mar me he de hundir
sin conocer un mañana
¡Isla de espuma, lejana;
laberinto que la mente
simulara diferente!
¡Ítaca, maldita trampa!

Mas no besarás mi sangre
con tu sentencia de muerte:
corazón en mano, preste
despeñarme en el abismo
y escaparme forajido
trazando mi propia suerte.

viernes, 21 de agosto de 2009

Deidad

Aquel día, por equívoco camino,
con el mejor de los embozos vestida,
enviaron los dioses maldito destino:
Pandora, mujer primera, cobraba vida.

Debió, en nuestro pecho, raíces tender
semilla del mal que su paso alcanza,
mas vil reminiscencia sólo supo ser
al acercar el don de la esperanza.

Beldad, que en nuevo nombre te presentas,
divino castigo que feliz percibo,
es conspicuo regalo a mis afrentas
el darme un alma que gozar contigo.

lunes, 17 de agosto de 2009

El gran salto

La escena: un balcón, en un séptimo piso.
El personaje: su nombre y edad no importan. Simplemente se encuentra un tanto aburrido.
La situación: una tarde de domingo. Sin nada en la televisión, sale a fumar un cigarrillo mientras contempla el paisaje, los ruidos, las luces, y allá, diminuto en la distancia, el suelo. Es entonces cuando, curiosidad de por medio, su mente empieza a divagar.

- ¿Cómo será saltar desde acá? ¿Será como en las películas, que toda la vida pasa frente a los ojos? ¿Me acordaré de papá y mamá, cuando me llevaban a la plaza a hamacarme? La misma plaza que, siendo un poco más grande, usé para jugar a la pelota y que, poco después, fue cómplice muda de mis primeros besos. El secundario, sus boliches y borracheras. Grupos de amigos, novias y otros personajes de paso. La universidad, aulas llenas, profesores, nervios, escapadas, y más novias y amigos. Un tango, un asado, la Libertadores, ir a pescar, algunos cigarros, un partido de truco. Debe ser increíblemente desesperante la sensación de caer y caer, sin vuelta atrás. El viento golpeando fuerte en la cara y el corazón intentando salirse del pecho. ¡Qué locura! Pensar que hay gente que salta como si nada importara o si todo importara demasiado.

Terminó su cigarrillo y quiso entrar en el departamento. Quizás sintió frío, pues la noche se acercaba rápidamente. Quizás había encontrado algo para hacer. De cualquier modo eso fue irrelevante, pues era demasiado tarde: el suelo estaba cada vez más cerca.