Bajo un rimero de papeles,
pretenciosas fotografías
que se alzan cual baluarte
de lo que acaso sucede
en los llantos y alegrías,
te busco, oculta, sin hallarte
entre la metáfora que vierto
con mis lágrimas de tinta,
en la sinalefa de enlazarte
a palabras que no acierto.
Y no quiero más la muerte viva
y no quiero más la vida quieta,
pues a tu voz oigo ufana
alejando de mis rimas
los vicios de los ascetas:
desde muy cerca me llamas
a desdeñar a tu lado
los silencios del silencio
aprehendido en tu mirada,
a practicar lo soñado.