¡Ah! ¡Quién pudiera hablar con la poesía
del viento y de su ópera de hojas,
ya no con la pueril melancolía
de ser tan sólo el ser que le despojan!
A qué heredar tanto dolor, tanto tormento,
de alzar tan sólo carne, cuero, manos,
procurando alcanzar un vil momento,
buscando el propio lecho sin notarlo.
miércoles, 25 de enero de 2012
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