En tus jóvenes días
abrazas contra el pecho
libros de plomo y sueño.
¿Qué enmaraña tu rutina
que tus ojos no sonríen?
Desdóblate las ojeras
o
esconderán honda pena
tus manos, mañana cansinas.
¡Salta al camino, rompe nudos,
que abrigan oro los gestos!
Filosofal sonrisa, piedra sencilla;
es éste aún el tiempo.
Te oigo gritar
tras tu pétreo parpadeo
y ya no estas sola allí.
Toma mi mano y baila,
está empezando el sol.
Me dirás todo en silencio
y en la calle y con desorden
se moverán los colores.
¡Gira y más veloz que el mundo,
haz del péndulo un bastón!
Cruz del sur; un, dos, tres;
es éste aún el tiempo.