Sin prisas vienes
y me matas
al que yo era
allí por las mañanas
y no comprendo
si es de antes
o después
este camino
sin piel
sin desgarros
este camino
entre árboles de otoño
de luna temprana
y un ligero
pero penetrante
sabor de tierra y humedad
hacia tu cuerpo intacto
inmóvil
e incorpóreo
sobre mi misma piel tendido
mientras la sombra
en la pared dibujada
injusta
y enemiga
me devuelve abrazado
a la soledad y los silencios.