Unos pastizales mal cortados hacían de verja a aquel amplio prado. Al filo del horizonte, diminuta en la distancia, se dibujaba una silueta.
- ¿Es eso un molino? - preguntasteis.
- Sí, es eso un molino - te dije.
Y luego de lanzarme una mirada reflexiva, transformaste tu semblante, emprendiste carrera y alzando impetuosa tu mano sentenciaste:
- ¡A por él!