La escena: un balcón, en un séptimo piso.
El personaje: su nombre y edad no importan. Simplemente se encuentra un tanto aburrido.
La situación: una tarde de domingo. Sin nada en la televisión, sale a fumar un cigarrillo mientras contempla el paisaje, los ruidos, las luces, y allá, diminuto en la distancia, el suelo. Es entonces cuando, curiosidad de por medio, su mente empieza a divagar.
- ¿Cómo será saltar desde acá? ¿Será como en las películas, que toda la vida pasa frente a los ojos? ¿Me acordaré de papá y mamá, cuando me llevaban a la plaza a hamacarme? La misma plaza que, siendo un poco más grande, usé para jugar a la pelota y que, poco después, fue cómplice muda de mis primeros besos. El secundario, sus boliches y borracheras. Grupos de amigos, novias y otros personajes de paso. La universidad, aulas llenas, profesores, nervios, escapadas, y más novias y amigos. Un tango, un asado, la Libertadores, ir a pescar, algunos cigarros, un partido de truco. Debe ser increíblemente desesperante la sensación de caer y caer, sin vuelta atrás. El viento golpeando fuerte en la cara y el corazón intentando salirse del pecho. ¡Qué locura! Pensar que hay gente que salta como si nada importara o si todo importara demasiado.
Terminó su cigarrillo y quiso entrar en el departamento. Quizás sintió frío, pues la noche se acercaba rápidamente. Quizás había encontrado algo para hacer. De cualquier modo eso fue irrelevante, pues era demasiado tarde: el suelo estaba cada vez más cerca.
lunes, 17 de agosto de 2009
domingo, 26 de julio de 2009
Divagación
alas blancas
hacia el cielo
pesadas cadenas
tras sobrias capas
lento réquiem
premeditación
de invierno, sol
estólido bien
trágica armonía
de estallar
sin descarga
fin mas agonía
... ... ...
sangre en gotas
recuerdos tibios
devastadores labios
recua forzosa
simulada sonrisa
con lágrimas
explosión paria
anhelo y melodía
miedo en versos
silencio a gritos
mendaz frío
y un camaleón
hacia el cielo
pesadas cadenas
tras sobrias capas
lento réquiem
premeditación
de invierno, sol
estólido bien
trágica armonía
de estallar
sin descarga
fin mas agonía
... ... ...
sangre en gotas
recuerdos tibios
devastadores labios
recua forzosa
simulada sonrisa
con lágrimas
explosión paria
anhelo y melodía
miedo en versos
silencio a gritos
mendaz frío
y un camaleón
jueves, 16 de julio de 2009
Ego
martes, 7 de julio de 2009
Boceto
Estoy sumergido en la oscuridad, el viento me azota febril... y allí está él.
Aunque no puedo ver su rostro claramente, su atuendo anacrónico y marchito lo hace inconfundible. Es él, sobre ese mutilado escenario, despojado ya de toda decoración, haciendo sonar con infinito talento una tísica guitarra.
En el mismo instante en que incontables gotas apuñalan el suelo borran de su rostro la silueta de una lágrima.
Mi mente deja de divagar, y me doy cuenta... Ha empezado a llover y todavía me encuentro aquí, erguido contra la pared de un callejón. Continúo mirando hacia abajo, al charco que se acrecienta lentamente, donde se desdibuja ahora el reflejo de mi corazón.
La melancolía que me inunda desaparece poco a poco. Hoy me enfrento cara a cara a mis temores. Esta noche, al fin, reconozco el perfume del dolor.
La tristeza de mi semblante es reemplazada por una irónica sonrisa. La guitarra ha dejado de sonar...
Aunque no puedo ver su rostro claramente, su atuendo anacrónico y marchito lo hace inconfundible. Es él, sobre ese mutilado escenario, despojado ya de toda decoración, haciendo sonar con infinito talento una tísica guitarra.
En el mismo instante en que incontables gotas apuñalan el suelo borran de su rostro la silueta de una lágrima.
Mi mente deja de divagar, y me doy cuenta... Ha empezado a llover y todavía me encuentro aquí, erguido contra la pared de un callejón. Continúo mirando hacia abajo, al charco que se acrecienta lentamente, donde se desdibuja ahora el reflejo de mi corazón.
La melancolía que me inunda desaparece poco a poco. Hoy me enfrento cara a cara a mis temores. Esta noche, al fin, reconozco el perfume del dolor.
La tristeza de mi semblante es reemplazada por una irónica sonrisa. La guitarra ha dejado de sonar...
lunes, 6 de julio de 2009
Un cuento para todos
Había una vez... el comienzo ideal. Debería hablar entonces de magos, princesas, caballeros, hadas u otro personaje benevolente y puro. Quizás un niño. Quizás una niña. Pero no puedo hablar de ti. No puedo hablar de mí.
Un entorno fantástico... un lugar paradisíaco, donde la alegría, rutinaria, solo se viese interrumpida para presentar al villano del cuento: un monstruo, una bruja. Un ladrón o un mal vecino en el mejor de los casos. No obstante, su presencia será efímera. Caerá vencido, desaparecerá o se tornará bueno.
Un final feliz. Otra vez alegría, monotonía. Todos viven felices para siempre.
A veces es lindo mentirle a los niños.
Un entorno fantástico... un lugar paradisíaco, donde la alegría, rutinaria, solo se viese interrumpida para presentar al villano del cuento: un monstruo, una bruja. Un ladrón o un mal vecino en el mejor de los casos. No obstante, su presencia será efímera. Caerá vencido, desaparecerá o se tornará bueno.
Un final feliz. Otra vez alegría, monotonía. Todos viven felices para siempre.
A veces es lindo mentirle a los niños.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)